Sobre la antigüedad de la iglesia parroquial de Ubrique y el urbanismo primitivo de la villa

Dentro de su Misceláneas correspondientes a la Villa de Ubrique, Rafael de Aragón Macías escribió unas “Noticias de los empleados públicos en esta Villa de Ubrique como resulta del Archivo Eclesiástico” en las que dice:

El primer cura que hubo en Ubrique fue Diego Alonso, Beneficiado. Consta en las primeras partidas del libro 11 del año 1534. El primer Escribano fue Diego Martín, marido de María Alonso. Consta del Bautismo de Francisca su hija, año 1548 (…).

Interpreto que lo que quiere decir Aragón es que estos nombres son los más antiguos que él encuentra en el Archivo Eclesiástico para los correspondientes oficios de cura y escribano en Ubrique, pero no creo que haya que deducir necesariamente que los nombrados fueran el cura y escribanos primeros que hubo en el pueblo en términos absolutos. Lo digo porque antes de Diego Alonso, en 1530, fue escribano en Ubrique Hernando Camacho, como se puede comprobar en este extracto de apunte que aparece en un “Índice de los documentos referentes a las Cuatro Villas perteneciente a la Casa de los Duques de Arcos” que se conserva en el Archivo Histórico Nacional (OSUNA,C.4574,D.4).

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Y lo más probable es que antes de este hubiera otros, ya que el escribano era el notario y es difícil entender que no hubiera notario en un pueblo que se estaba creando y en el que por tanto habría cambios frecuentes en la titularidad de las propiedades (ver nota al final).

Por otro lado, el manuscrito de Aragón contiene esta otra afirmación que al parecer fue inferida de la consulta de ciertos documentos:

no hubo Cura ni Beneficiado en Benaocaz hasta el 1581, que lo fue Bartolomé Sánchez, pues antes de la administración de los Sacramentos estaba a cargo de un clérigo encargado de ello por los Curas de Ubrique.

Si esto es así, ¿quién bautizaba a los ubriqueños y benaocaceños nacidos entre el año de la repoblación, 1501, y el año de 1534? ¿Quién casaba a las parejas en ese periodo? ¿Quién oficiaba las exequias fúnebres de los difuntos? ¿Habría algún cura en Archite, Villaluenga o incluso Grazalema que vendría periódicamente? Y si hubo cura en Ubrique desde los primeros tiempos de la repoblación, ¿cuál sería su iglesia?


El San Antonio

clip_image003_thumb.jpgFray Sebastián de Ubrique, en su Historia de la Villa de Ubrique, cree que la primera iglesia fue la que actualmente llamamos El San Antonio, cuya espadaña del siglo XIX es un símbolo de Ubrique. Extraigo unos párrafos al respecto:

En el solar de la iglesia de San Antonio debió [de] alzarse alguna torre, de donde tomó origen el nombre de la calle de la Torre.

…en Ubrique no haya quedado un solo resto ni recuerdo de la dominación árabe, y si alguna torre debió [de] existir fue demolida al edificar la Iglesia de San Antonio.

Aun los españoles del siglo XVI buscaban las alturas, huyendo de los aires insanos y palúdicos de la proximidad del río, y por esta razón el núcleo del Ubrique primitivo se congregó alrededor de la iglesia de san Antonio, que en sus primeros tiempos debió [de] ser una humilde capilla, derribada al reedificarse la actual, obra del siglo XVII.

Recién conquistado Ubrique, en 1485, y poblado en 1501, debió [de] edificarse una pequeña capilla en el emplazamiento de la iglesia de san Antonio, que fue la parroquia primitiva durante el siglo XVI – XVII y mediados del XVIlI. Los caracteres arquitectónicos del san Antonio hacen suponer que esta capilla primitiva fue destruida por amenazar ruina o por agrandarla, toda vez que el estilo de ella es muy posterior de mediados del XVIl [entiendo que falta una coma tras “mediados”]. En torno de esta iglesia se agrupaba el núcleo de edificios más antiguo de Ubrique.

Como se puede ver, este historiador no aporta ni una sola prueba de que el primer templo ubriqueño fuera el San Antonio. Pero lo peor es que muchos autores posteriores se basan en estas opiniones y las elevan a hechos. Por ejemplo, el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) dice sobre esta iglesia:

En su origen fue una ermita y posteriormente, con la reforma llevada a cabo en el siglo XVII, desempeñó la función de templo parroquial (…). La ermita se construyó tras la conquista de la localidad por los cristianos, siendo desde entonces un elemento clave en la configuración del municipio.

La información más precisa que he encontrado sobre fechas relacionadas con el San Antonio y las demás iglesias de Ubrique (excepto la parroquial) está en un libro titulado Minerva de la Juventud Española, tomo IV, de 1834. En él se puede leer un artículo titulado Descripción de la villa de Ubrique que está escrito por alguien que parece conocer muy bien el pueblo. Extraigo esto:

Tiene una parroquia titulada nuestra señora de la O. Su patrón, el señor san Sebastián [aquí parece que faltaría un punto] tiene un cura párroco, un beneficiado, nueve eclesiásticos seculares, los más de estos confesores y predicadores. Cuatro eclesiásticos exregulares, y dos de ellos han regentado cátedras en sus respectivas órdenes.

Tiene este pueblo una hermita de san Sebastián que se edificó en 1604. Otra de san Juan que se labraba en 1665. Otra de san Antonio que se edificaba en 1729. Otra del Calvario que se edificaba en 1743, y otra de san Pedro edificada en 1803. Tiene un convento de padres capuchinos, edificado en 1666…

Como se ve, se indica que la ermita “se edificaba” en el XVIII, no del XVII como decía Fray Sebastián y copian el IAPH y muchas otras fuentes informativas como el propio Ayuntamiento de Ubrique.

En cualquier caso, creo que Fray Sebastián otorga tanta importancia al San Antonio porque, como diré luego, ignoraba que la fecha de construcción de la actual iglesia parroquial de Ubrique (Nuestra Señora de la O) es anterior a 1619, como diré luego (él estimaba que “el reparo y nueva construcción” de este templo databa de 1773).


De mezquitas y torres

Manuel Cabello Janeiro fue un maestro de Ubrique que investigó mucho la historia del pueblo y publicó varios libros sobre ella. En su obra Ubrique, encrucijada histórica para caminos juveniles dice que el San Antonio es un “resto seguro de una civilización árabe” y explica que quiso comprobarlo:

Un animoso sacerdote malacitano, D. Francisco Lazat Ríos, a principio de los años 50 abrió de nuevo al culto la iglesia de San Antonio, cerrada desde la quema intencionada de los sucesos de abril del 36. Y es aquí cuando se rumorea que dicho templo ocupa parte de una primitiva mezquita, nada extraño por su especial disposición, trazado E-W, y su proximidad al Ubrique Alto (…) aunque toda labor de rastreo por parte de la Pandilla, en el intento de encontrar alguna huella arqueológica, resultaron fallidas. No obstante, lo que es la propia torre del San Antonio, testimonio permanente de Ubrique, está construida sobre sillares muy antiguos, posiblemente de época romana.

Parece indudable que en Ubrique había una torre. En aquellos tiempos los nombres de las calles tenían pleno significado. Si en la actualidad existe en la parte alta de Ubrique una calle de la Torre, será porque allí había una torre. Ahora bien, ¿qué tipo de torre? ¿Una torre defensiva o la torre de una mezquita?

Normalmente, en las mezquitas de al-Andalus se distinguían tres partes: el oratorio, de una o más naves, donde rezaban los fieles (la mezquita propiamente dicha); el alminar o minarete, que era una torre de planta cuadrada o circular desde la que el muecín convocaba a la oración cinco veces al día; y un patio de abluciones. Uno de los muros del oratorio se llamaba quibla y servía de referencia sobre la posición geográfica de la Meca. La imagen siguiente muestra un croquis de cómo pudo ser la mezquita medieval de Cuatrovitas (Bollullos de la Mitación, Sevilla).

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Esta mezquita fue convertida en ermita por los cristianos, pero se conserva perfectamente el magnífico alminar o torre fabricado con ladrillos:

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Sobre la orientación de las mezquitas hay que hacer algunas consideraciones. El Corán indica que la quibla debe señalar la posición de La Meca. Pero no hay que olvidar que, por la situación de España en el globo terráqueo, para las mezquitas de al-Ándalus La Meca quedaba hacia alguna dirección del cuadrante sureste. El eje de la iglesia de San Antonio que se señala en color azul en la siguiente imagen es más o menos suroestenordeste; su perpendicular, lógicamente, es noroeste-sureste.

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Por tanto, la orientación del San Antonio actual no sirve como argumento para proponer que fue una mezquita, ya que hasta la fecha no creo que se hayan descubierto restos de ningún muro-quibla que nos dé la orientación de la supuesta mezquita original. Pero, aparte de eso, hemos de tener en cuenta que la exactitud de la orientación de las mezquitas de al-Ándalus respecto a la canónica dejaba mucho que desear. Por ejemplo, la mezquita de Toledo apunta perfectamente al sur. Y me parece significativo encontrar un artículo de investigación llamado La desorientación de las mezquitas de Al-Andalus. Para colmo, algunas razones políticas motivaron en ocasiones cambios de orientación adrede, según leo en la web Glosario ilustrado de arte arquitectónico:

En el caso de la aljama cordobesa —y por norma en todas las mezquitas de al-Ándalus—, el mihrab está orientado hacia el sur o el sureste en vez de a oriente, en muestra de rebeldía de los omeyas frente a los abasíes, quienes a mediados del siglo VIII les habían usurpado a aquellos el califato de Damasco, que trasladarían a Bagdad en el año 762. (Otra explicación menos beligerante señala como causa del cambio de orientación del mihrab andalusí la observancia de la tradición siria o el hecho de que en Córdoba el primer tramo del camino que se tomaba para dirigirse a La Meca iba en dirección sur).

Sea como fuere, la intuición de Manuel Cabello no iba nada descaminada porque, aunque no se conoce su localización exacta, sí se sabe que el Ubrique musulmán (Ovilique) tenía mezquita, como lo revela Juan Luis Carriazo Rubio en su artículo Los mudéjares de Ubrique, del que voy a extraer a continuación algunas informaciones que nos aportarán elementos de juicio para tratar de responder a las preguntas que me he planteado hasta aquí.


La conquista de Ubrique por los cristianos

En mayo de 1485 cae Ronda en manos cristianas. A partir de ahí el marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, asalta Montecorto y toma “a Audita e a Cardela e a Haznalmara y la Serranía, e otras tres fortalezas; algunas por fuerça de armas e otras por grand temor, se le dauan [daban] a pleytesía”, según cuenta la “Historia de los hechos” de este señor de la guerra.

En agosto de ese año ya se decía que “las villas de Cardela e Asnalmara con los logares de Villaluenga i Garçiago e los otros de su tierra e sus términos” eran de los Reyes Católicos. Por lo tanto, parece claro que Ubrique había caído.

En 1490 los Reyes Católicos otorgaron a Ponce de León la villa de Ubrique y otras de modo oficial, es decir, por escrito. El afortunado marqués murió en el verano de 1492 y en su testamento dejó a su mujer, Beatriz Pacheco, “Cardela e Haznalmara, con todos los logares de la Serranía de Villaluenga, que son Villaluenga e Benaocaz e Archite e Oblique e Garçiago e Sagraçalema, con todos sus términos e vasallos e juridiçión e rentas e pechos e derechos, e con todo lo otro que en ellas me pertenece”. Pero en estos lugares vivían musulmanes o, más exactamente, mudéjares, que eran los musulmanes que, de buenas a primeras, se encontraron con que estaban viviendo en tierras que por motivos de la guerra habían pasado a manos cristianas. Hay constancia documental de que los mudéjares de la serranía de Villaluenga negociaron con Beatriz Pacheco su nueva situación. Pero a mediados de octubre de 1500 se sublevaron porque consideraban que no se estaban respetando los acuerdos y sus derechos,

Los Reyes Católicos sofocaron el levantamiento y, según dice el cura Andrés Bernáldez, hicieron que “se fuessen despojados allende. E dióles pasage, e despojáronlos a todos, y fuéronse allende con el diablo” (allende quiere decir en este caso el norte de África).

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Mujer morisca hilando. Dibujo de Christoph Weiditz (1529). Fuente: Fundación Joaquín Díaz


Primitivo urbanismo

En noviembre de 1501 la duquesa decidió repoblar Ubrique (y las villas vecinas) con colonos cristianos. Para ello ofreció tierras, viñas y las casas donde habían vivido los mudéjares. Es muy razonable dar por hecho que estas casas se encontrarían en la zona más alta del Ubrique actual. Cuando se inspecciona una ortofoto del barrio alto de Ubrique alrededor del San Antonio solo se distinguen dos vías importantes: la calle llamada actualmente de la Torre y la del Calvario, más una bocacalle de esta llamada Calvario Alto y la calle Villaluenga, que es el inicio del camino a dicha población vecina (que también era musulmana y fue saqueada y quemada por el marqués de Cádiz en 1481).

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Más al norte hay alguna otra calle más o menos definida como la de Ronda, la del Peral o la del Tajo. Lo demás es el clásico dédalo de los poblados andalusíes. Por cierto, en un plano de Ubrique de 1910 se indica la existencia de “ruinas” en la confluencia de las calles Peral y Tajo, aunque de esa información tan lacónica poco se podría deducir.

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Quizá un arquitecto o un urbanista, observando las características topográficas de estas calles y sus construcciones, podría deducir si fueron trazadas por musulmanes o por cristianos. En cualquier caso, entiendo que la calle de la Torre, la calle Calvario o ambas debieron de existir antes de la repoblación porque imagino que tendría que haber al menos una vía que sirviera de comunicación general y para el transporte con carros de productos agropecuarios. Por otro lado, cualquiera de estas dos calles podría tener su prolongación por la calle de Ronda, como es fácil comprobar observando el trazo rojo de este plano.

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Un argumento a favor de que la calle de la Torre podría ser anterior a la repoblación cristiana es que su conexión con la plaza de San Juan (tramo azul) y, por tanto, con la calle Real (que es una de las primeras calles cristianas, como diré más abajo) es tortuosa y parece forzada. Pienso que si la calle de la Torre la hubieran construido de nuevas los cristianos no tendría ese quiebro tan acusado. Pero la conexión con la parte nueva de Ubrique se haría como buenamente se pudo.

Sea como fuere, la fisonomía de las calles que se encontraron los repobladores me la imagino que sería semejante a la que hoy tiene la calle principal del Barrio Alto de Benaocaz, aunque con sus casas enteras (Benaocaz – Cadiz-Turismo):

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Viviendas que había en Ubrique en 1501

Dejo la digresión urbanística y vuelvo a los hechos históricos. Las primeras entregas de casas a los repobladores cristianos de Ubrique se hicieron el miércoles 3 de noviembre de 1501. Ese día se asentaron por vecinos de la villa Juan de Almario, Alonso Esteban, Salvador Fernández, Francisco de Huestes, Diego García y Diego Lorenzo. Es de suponer que vendrían con sus familias, pues esa era una de las condiciones para la colonización. Me pregunto: ¿dónde durmieron las seis familias aquella primera (fría) noche del mes de noviembre que estuvieron en Ubrique? Es de suponer que en las casas vacías de los mudéjares que les habían asignado (o que eligieron, si es que les permitieron elegir).

El artículo de Juan Luis Carriazo que estoy comentando contiene una lista de los edificios de los mudéjares de Ubrique, que eran 46 casas, 12 grupos de chozas y 6 “palacios” (enseguida explicaré que un “palacio” no era lo que pensamos), y de sus 62 propietarios, dato este que permite estimar la población en unas 300 personas. En el documento, a uno de los edificios se le denomina “la casa de la mesquita”, lo que parece prueba indiscutible de que Ubrique tenía mezquita. También existía una casa que se reservaba “para almaçén del pan de Su Sennorya” (es decir, la autoridad ducal). Se menciona la existencia de “muchas choças quemadas de los que se boluyeron [volvieron] christyanos”, lo que demuestra que hubo venganza de los mudéjares de Ubrique contra sus paisanos que en cierto momento se habían convertido en moriscos (cristianos).

Unas 40 familias poblaron Ubrique entre 1501 y 1502. Tratemos de saber cómo eran las viviendas que encontraron para su alojamiento, empezando por las chozas. La primera acepción de “choça” en el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Covarrubias (año 1611) es “cauaña [cabaña] donde se recogen los pastores”, pero después se añade: “algunos sospechan ser nombre Arabigo, quando la casa es pobre y ruym dezimos ser una choça”.

¿Y los palacios? Pues tampoco serían mucho mejores. Según el diccionario de Covarrubias, “palacio”, además de “casa de Emperador o de Rey” significaba esto: “en las casas particulares llaman el palacio vna sala que es comun y publica, y en ella no ay cama, ni otra cosa que embarace. Este es termino que se vsa en el Reyno de Toledo”.

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En el Diccionario de Autoridades de 1727 una de las acepciones de palacio es “una casilla de paredes de tierra, con su cubierta o techo, que regularmente es una pieza sola”. Y en el diccionario actual de la RAE podemos leer: “en el antiguo reino de Toledo y en Andalucía, sala principal en una casa particular”. Por tanto, los “palacios” de Ubique probablemente eran simplemente una modesta casa de una sola habitación.

No se menciona en la lista específicamente la existencia de ninguna torre como vivienda disponible para ser habitada. La definición de torre en el mencionado diccionario de 1611 es esta:

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Ubrique no contaba con fortificaciones de consideración

Por lo tanto, quizá la torre de Ubrique sería la de la mezquita, ya que no consta en las fuentes históricas que Ubrique tuviera fortificaciones. Copio este párrafo del artículo de Carriazo:

llama la atención que los textos de finales del siglo XV se refieran a Cardela y Aznalmara como villas, dotadas de fortalezas, mientras que Benaocaz, Archite, Ubrique, Villaluenga y Grazalema suelen aparecer como lugares o alquerías, a pesar de que sabemos que esta última también contó con fortificación.

Para conocer los tipos de poblaciones de la época musulmana podemos leer el artículo de Susana Calvo Capilla Las mezquitas de las pequeñas ciudades y núcleos rurales de al-Andalus del que extraigo unos fragmentos:

La organización del poblamiento rural más extendida en al-Andalus era la denominada por algunos historiadores “distrito castral”, un conjunto de alquerías (qarya, pl. qurā) interdependientes, unidas en el pago de los impuestos, entre otras cosas, y asociadas a la población más grande o a un núcleo fortificado (ḥiṣn). Muchas de las alquerías eran, según la conclusión de estos autores, comunidades libres, es decir, los habitantes eran en su mayoría propietarios de las tierras que cultivaban y pagaban por ellas unos impuestos estatales. (…) Las alquerías y los ḥiṣn podían estar dotados de ciertas comodidades urbanas como zocos, baños y mezquita, y en algún caso alcanzaban las características de una madīna. (…) Una unidad de poblamiento más pequeña y con un estatuto diferente era la ḍayca (pl. ḍiyāc, término del que procede “aldea”). Esta surgía en un dominio agrícola privado, que estaban provistos de una estructura defensiva, un burŷ o torre, y a veces también de una mezquita. (…).

Esta organización del poblamiento rural y de la distribución de los lugares de culto aparece asimismo de forma clara en los Repartimientos cristianos. En ellos se pone de manifiesto el alto grado de islamización de regiones como el Aljarafe sevillano, la huerta de Murcia o la zona de la Bahía de Cádiz, todas ellas conquistadas a mitad del siglo XIII. En los tres casos la densa población se asentaba en pequeñas alquerías dispersas, carentes la mayoría de recinto murado –a lo sumo poseían una torre defensiva–, en algún caso poseían una mezquita (…).

Es claro que Ubrique no era un ḥiṣn al estilo de, por ejemplo, los de Aznalmara, Cardela, Zahara u Olvera, consistentes en importantes recintos militares con torre y murallas. Habrían quedado restos. Además, la orografía del núcleo musulmán de Ubrique no se parece en nada a la de los lugares mencionados, en los que hay auténticos peñones en cuya cima se levantaba un “castillo”.

Dado que en la lista de casas mudéjares de Ubrique no se menciona ninguna torre pero sí una mezquita, no parece mala hipótesis suponer que la torre que da nombre a la que podría ser calle principal del Ubrique musulmán fuera el alminar de la mezquita, que al mismo tiempo podría servir de atalaya de vigía, especialmente si se encontraba donde ahora está la espadaña de la ermita de San Antonio, lugar desde donde se domina todo el valle de Ubrique.

Otra cuestión es: ¿convertirían los cristianos la mezquita en algún tipo de templo? No sería nada extraño, pues era una conducta bastante habitual, tanto de una parte como de otra, ya que, por ejemplo, cuando los granadinos reconquistaron Cardela al marqués de Cádiz, reconvirtieron en mezquita la iglesia que el cristiano había fundado unos meses antes.


¿Una iglesia sin cura?

Si aceptamos que el San Antonio se edificó sobre la mezquita y admitimos la afirmación de Fray Sebastián de que Ubrique no tuvo cura hasta 1534, quizá el San Antonio sería inicialmente lo que en aquella época se entendía por ermita. Copio del diccionario de 1611: “es un pequeño receptaculo con vn apartado a modo de oratorio y capillita para orar, y vn estrecho rincón para recogerse el que viue en ella : al qual llamamos ermitaño”. El diccionario actual de la RAE dice que una ermita es una “capilla o santuario, generalmente pequeños, situados por lo común en despoblado y que no suelen tener culto permanente”. Quizá se podría suponer que en los primeros años de la repoblación a esa ermita vendría de vez en cuando algún cura a bautizar y casar…

Sin embargo, Fray Sebastián no ve contradicción entre decir que “recién conquistado Ubrique, en 1485, y poblado en 1501 [de] debió edificarse una pequeña capilla en el emplazamiento de la iglesia de san Antonio, que fue la parroquia primitiva durante el siglo XVI…” y afirmar que el primer cura de Ubrique llegó en 1534. ¿Existió entre 1501 y 1534 una parroquia sin cura?

Por lo que voy a exponer seguidamente, yo creo que, si el primer cura llegó en 1534, vino a tomar posesión de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la O.


La iglesia de Nuestra Señora de la O es del siglo XVI

¿Cuándo pudo construirse la iglesia de Nuestra Señora de la O, actual parroquia de Ubrique? Empecemos de nuevo conociendo la opinión de Fray Sebastián (digo opinión porque él aclara que no tenía datos al respecto ya que, como alega, se habían perdido los archivos municipal y parroquial debido a conflictos bélicos):

Largo tiempo hemos ignorado la fecha de la construcción de la nueva Iglesia parroquial, hasta que en la Carta edificante del V. P. Ignacio Calvo y Gálvez, presbítero, hijo de Ubrique, escrita por el beato Diego de Cádiz y editada en Sevilla en 1781, leímos que dicho siervo de Dios trabajó mucho en el reparo y nueva construcción de nuestra iglesia parroquial; dio por su logro muchos pasos; hizo algunos viajes, no sin grave molestia, y aun ofreció parte de su caudal para este efecto. Habiendo nacido este siervo de Dios en 1748 y añadiéndole 25 años, en que se ordenaría de sacerdote, hemos de poner la construcción de la iglesia parroquial de 1773 en adelante, fecha que cuadra perfectamente con la estancia del beato Diego en Ubrique y con los caracteres arquitectónicos del templo.

Efectivamente, en la mencionada Carta edificante (que no escribió el Beato Diego, sino el presbítero Buenaventura José Carrasco) se encuentra este párrafo:

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Fray Sebastián, aunque primero recoge correctamente de la fuente que lo que se hizo fue un “reparo y nueva construcción” (es decir, una restauración y reconstrucción), enseguida resumen que “hemos de poner la construcción de la iglesia parroquial de 1773 en adelante”. Y autores posteriores se han quedado con que la iglesia parroquial de Ubrique fue construida en 1773.


La reconstrucción de Pedro Díaz de Palacios en 1619

Manuel Cabello también se interesó mucho por la iglesia y tuvo la satisfacción de ser de los primeros ubriqueños que supo del descubrimiento de nuevos datos sobre la verdadera edad del templo. Dejo que él cuente cómo fue (copio del libro que ya he mencionado):

Una bella tarde septembrina, cuando Ubrique huele a fiestas y alegrías (…) la Panda llegará a conocer a una extraordinaria, a la vez que sencilla, mujer: D.ª María Aguilar García, que desde Málaga se desplazaba a Ubrique.

Su visita, aparentemente informal, traía consigo algo que nos resultaba de enorme emotividad, ya que su pretensión era hacer un estudio científico y serio de nuestro primer templo ubriqueño al que siempre habíamos considerado como «interesante» (…).

Dicha señora, profesora de un INB malagueño, pretendía confeccionar su tesis de carrera sobre la vida del arquitecto santanderino Pedro Díaz de Palacio, fallecido en 1636, autor, entre otras, de una gran obra de reconstrucción en el templo, hacia 1619.

Para nosotros fue una gran suerte que contactara con la Panda, al «oído de nuestras actividades arqueológicas», y «sobre todo porque necesitaba saber algunos detalles sobre la propia parroquia».

Cuantos de ellos le interesaban, y estaban en nuestras manos, se le facilitaron como ayuda a su interesante labor investigadora, a la vez que le peticionamos nos facilitara ella, cuanto en sus manos tuviera sobre posible fecha de construcción ya que «al descubrirse las columnas toscanas que se encontraban ocultas por gruesas capas de mezcla y cal, y por hipótesis surgidas en la visita de los técnicos de Bellas Artes, Arqueólogo y Arquitecto, Sres. De Sancha y Jiménez, se sospechó que la antigüedad de la parroquia no correspondía con la fecha de construcción señalada por varios autores a mediados del s. XVIII (en tiempos del venerable Ignacio Calvo, que muere en 1780), sino la del principio del siglo XVI…», será la propia Dª. María Dolores Aguilar quien ponga punto final a esa interesante cuestión, al facilitarnos, poco después, su folleto Aportaciones a la obra de Pedro Díaz de Palacios (✝ 1636): la iglesia parroquial de Ubrique.

Efectivamente, la investigadora María Dolores Aguilar García publicó en 1981 en el Boletín del Museo Diocesano de Arte Sacro, números 1-2, el artículo mencionado por Cabello, del que muestro aquí el párrafo introductorio (como se ve, dedicaba su trabajo a sus amigos de Ubrique):

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La contribución fundamental que hace la autora al conocimiento de la historia de la iglesia parroquial de Ubrique es un documento que encontró en el Archivo Histórico Provincial de Málaga correspondiente a la escribanía de Diego Añasco del Pozo (leg. 1226) datado en 1619. Se trata de una escritura notarial titulada Condiciones con que se a de hacer la obra de albañiria y de canteria y de carpinteria que se a de hacer en la yglesia de la villa de Ubrique. Fue otorgado en 1619 por el arquitecto de la diócesis malagueña Pedro Díaz de Palacios ante el mencionado escribano. Como veremos, estas “condiciones” eran el equivalente a lo que hoy llamamos un proyecto arquitectónico, que la autora glosa así:

El documento nos demuestra que se trataba de reparar una iglesia con armadura mudéjar en la nave central y capilla mayor, y que tenía tres naves separadas por pilares. En la obra de reparación se manda agrandar el arco toral a la misma anchura que la nave central y colocar en la clave una ménsula cuadrada. Se debían sustituir los viejos pilares por seis columnas de orden dórico con basas. Los arcos que se colocan sobre las columnas debían ser de ladrillo de Villamartín de medio punto, así mismo se construyen arcos en las naves laterales para estribo del arco toral. Se haría también la pared de la nave lateral derecha que da a la plaza.

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La autora pone la intervención arquitectónica en su contexto temporal:

En esta fecha en que se hace la reparación [1619], la vieja iglesia de Ubrique, construida en el siglo anterior tras la reconquista, se encontraba en ruinas, caída su armadura de la nave central, y sus muros en mal estado.

Como se ve, ella proponía no solo que la iglesia era del siglo XVI, sino que se habría construido “tras la reconquista”.

Leyendo el proyecto entre líneas se puede deducir lo que había ocurrido. Existía una iglesia de tres naves que ya tenía muchos años y que se había levantado con materiales de mala calidad y baja resistencia bajo una dirección de obra probablemente poco cuidadosa y exigente, circunstancias que habían provocado que la construcción, sustentada en frágiles pilares, se viniera abajo, probablemente de forma repentina, subsistiendo solo parte de la nave central. Una prueba adicional de que la iglesia que se estaba reparando en 1619 era antigua es que, según parece, había enterramientos en ella. Extraigo algunos párrafos del documento notarial otorgado por Pedro Díaz de Palacios de los que se puede deducir todo esto:

Primeramente se quitará con muy buena orden todo el enmaderado que hoy tiene la capilla mayor de la dicha iglesia de Ubrique por sus paños, de manera que no se maltrate ninguno de ellos…

…todo el cimbrado se desbarataria por muy buena orden de manera que no quiebre ningun ladrillo de los que oy tiene porque an de bolber a serbir todos en el dicho arco porque se a de bolber a hacer con el mismo ladrillo y se an de desbaratar porque esta muy maltratado y muy atormentado y se bolbera a hacer con muy buena orden…

…se haran las seys colunas de muy buena piedra como lo muestra la planta que para haser la dicha obra esta hecha y an de ser muy bien labradas y ordenadas de orden dorica y piedra destas dichas colunas a de ser dura y de muy buen grano y muy sana que no tenga pelo ni quebradura de ninguna manera sino muy sanas todas las piedras que en ellas se gastaren y an de ser con sus basas y capiteles y cimacios muy bien ordenadas y toda la piedra que fuere buena que se pueda aprobechar de las colunas que se cayeron…

…las colunas quesean de meter para rrecibir los arcos que oy estan hechos de la nabe bieja se ande apuntalar muy bien en los dichos arcos con muy buena orden y despues de apuntalados los dichos arcos como esta dicho se baciaran los pilares con muy buena orden de manera que no se maltraten los ladrillos que oy tienen porque ande bolber a serbir en la dicha obra todo se a de hacer con mucho cuidado y diligencia y habiendo baciado todos los dichos pilares como esta dicho se asentaran las colunas con la orden que esta dicha…

…puesto al peso y nibel que oy estan por encima en todo a la larga y derrededor de donde los testeros a de andar una cornisa de muy buen ladrillo muy bien cortado de entre punto muy bien ordenado como la ordenan el maestro de Malaga y ni mas ni menos se a de echar por encima de la pared de la nabe que oy esta en pie…

…las dos medias muestras que oy estan hechas nuebas que quedaron en pie sean de desbaratar y demoler hasta los cimientos de ellas porque estan muy mal labradas de mal ladrillo y mala mezcla y con malos capiteles y basas y se haran de nuebo de muy buen ladrillo de Billamartin y con su muy buena mezcla de cal y arena muy bien mezclada…

…encima del coro se quitara con muy buena orden de manera que no se maltrate porque a de bolber a servir en el mismo lugar que oy esta y ansi mismo se quitara el testero de lima que quedo por caer de la nabe nueba y se guardará la madera y se pondra a muy buen rrecaudo con las demas maderas y ansi mismo se quitara toda la teja que estubiere encima del coro se quitara todo con muy buena orden sin que se quiebre ninguna por que a de bolber a serbir en la dicha obra…

…despues de todo esto hecho y acabado como esta dicho el armadura la nabe bieja que quedo en pie se le a de quitar toda la teja que oy tiene y la de la capilla mayor ni menos con muy buena orden de manera que no se quiebre ninguna y ponerla a muy buen rrecaudo y ansy mismo se le quitara todo el barro que tubiere encima y luego se yran desclabando todas las tablas con muy buena orden con una cuña de madera y que las tablas no se quiebren ni maltraten y toda la demás madera ansí de parejuelos como de nudillos todo se a de yr desclabando con mucho cuidado y diligencia porque esta dicha armadura a de serbir en la nabe de en medio.

…sean de buscar todos los nudillos que quedaron sanos de la armadura de enmedio que se cayo y todos los que faltaren para complir la dicha armadura se haran nuevos (…) porque no parezca rremiendo nuebo con viejo…

…se aprobecharan todas las tablas en [sic] quedaron sanas y muchos de los pedaços dellas y de todos los clabos que se pudieron aprovechar…

…el pedaço de armadura que quedo por caer encima del coro se a de blanquear como todo lo demás arriba dicho porque parezca todo nuebo…

…despues de todo esto hecho y acabado como esta dicho sean de enmaderar las dos nabes colaterales de forma de colgadiço con sus muy buenas bigas de muy buena madera de cajigo…

…el maestro o maestros que de esta obra se encargaren ande poner a su costa todos los materiales necesarios que faltaren para hacabar la dicha obra despues de aber aprovechado la madera y teja que se pudiere aprobechar todo lo que oy ay en la yglesia rrecogida y si de lo que se cayo y la piedra para las colunas…

…sale a la plaza se quitaran las puertas que estan asentadas y ansi mismo se quitara y desasentara el diente de ladrillo de la dicha puerta porque quedo muy maltratado y atormentado y de mas de ese esta muy bajo y se a de lebantar todo lo que fuere menester para bolber a asentar las dichas puertas de manera que queden al peso y nibel del suelo de la dicha yglesia por que oy estan mucho mas bajas que el dicho suelo y ansi mismo se an de quitar los umbrales que oy tiene la dicha puerta porque son malos y estan muy bajos y se pondran otras muy buenas y muy fuertes y muy bien asentados en el altura necesaria conforme con las puertas…

Como se ha visto, el maestro Díaz de Palacios insiste continuamente en que los elementos constructivos han de ser de primera calidad, quizá porque comprendió que la iglesia se había caído por haber sido realizada con materiales defectuosos. Dice varias veces que los ladrillos han de traerse de Villamartín y denuesta y rechaza los de Ubrique porque son “malos y mal cocidos”. Recalca una y otra vez que el trabajo se debe realizar concienzudamente:

…Yten despues de aber asentado todas la dichas colunas como esta dicho encima de las cimaças de ellas moberan los arcos con muy buena orden y se cerraran con su circulo de medio punto de muy buen iadrillo de Billamartin muy bien cocido y muy bien saçonado de manera que no tenga salitre ni caliche de ninguna manera porque el ladrillo que esta del lugar es malo y mal cocido los dichos arcos an de corresponder a los que oy estan hechos en la nabe bieja con las mezclas de las puertas delgadas y de muy buena mezcla de cal y arena muy bien mezcladas….

…toda la teja que faltare para los dichos tejados a de ser de Billamartin por que la que se hace en el lugar no es buena…

…despues de todo esto hecho y acabado como está dicho se solara toda la dicha yglesia de muy buen ladrillo rraspado y a de ser de villa martin muy bien cocido y muy bien saçonado…

Esta es la frase que a mi entender se refiere a la existencia de enterramientos en la iglesia:

…se solara toda la dicha yglesia con muy buena orden rrepartiendole por sepolturas con muy buena orden…

El maestro recuerda finalmente que se debe aprovechar todo lo que pueda, y lo que no… ¡a la “escombrera”! (el campo):

…todo el ladrillo que fuere menester para hacer toda la dicha obra y toda la teja que faltare para tejar todos los tejados todo a de ser de Billamartin y a de dejar toda la dicha yglesia muy limpia y [des]escombrada de toda la broça y granças y lo a de sacar al campo.

Las obras se habían de realizar

dentro de ocho meses desde el dia que [el maestro de obras] rrecibiere el primer dinero y si no lo hiciere y cumpliere y sucediere alguna rruyna en la dicha obra que sea a su costa y sus fiadores se haga y por lo que mas costare los pidan ejecutar a el y a sus fiadores.

Esta imagen es un fragmento del documento, que tomo del artículo de María Dolores Aguilar. En la parte inferior puede verse la firma del maestro.

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La investigadora señala que en el estado de la iglesia parroquial al principio de los años de 1980 todavía se observaban rastros de la descripción que hacía Pedro Díaz de Palacios en su proyecto:

Muchas de las cosas prescritas por el maestro las comprobamos hoy: el arco toral está estribado con los arcos de las naves laterales situados transversalmente. Tiene el mismo ancho que la nave central. Recorre toda la iglesia una cornisa de la que partiría la armadura. Las columnas son dóricas con basa y por encima de los arcos corre una pared sobre la que se encontraría la armadura.

Esta imagen del estado actual de la iglesia es de ubriqueturismo.es.

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Manuel Cabello da en su libro unos datos adicionales que no he encontrado en el artículo de María Dolores Aguilar. Copio textualmente:

En él [el artículo de Aguilar] estudia las «condiciones que redactaba el arquitecto Pedro Díaz de Palacios para la reparación de la iglesia parroquial de Ubrique. 1619. Málaga», por documento público, escribanía de Diego Añasco del Pozo, legajo 1222 [sic, por 1226], cumplimentadas con la «escritura de remate de la obra, fechada el 14 de mayo de 1616» de los carpinteros Diego Jiménez Sarriá, Diego Jiménez Carrasco, Diego de Medina y Fernando de Orihuela. (Documentaciones conservadas en el Archivo Histórico Provincial de Málaga).

Teniendo todo esto en cuenta, Cabello considera que la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la O data de los inicios del siglo XVI.


Enterramientos en “la iglesia”

Volviendo a las “sepolturas” de las que habla el proyecto de obras de Díaz de Palacios, creo conveniente señalar que en las Misceláneas de Aragón Macías hay varias referencias a enterramientos en el interior de “la iglesia”, aunque no se especifica el nombre de la misma. Estas referencias aparecen en varias “memorias al beneficio”, que eran disposiciones testamentarias en las que el testador pedía que se dijeran misas “por siempre jamás” por la salvación de su alma, misas que debían pagarse normalmente con las rentas producidas por casas o tierras que el finado dejaba. Algunos testadores mandaban además que sus cuerpos fuesen enterrados “en la iglesia”. Traslado aquí desde el resumen de una estas “memorias al beneficio” hecho por Aragón Macías en sus Misceláneas, concretamente la memoria que un Pedro Jiménez otorgó ante el escribano (notario) Diego Martín en 1550.

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Destaco en negrita lo que tiene más interés para lo que nos ocupa:

doy fe por el dicho escribano que en un testamento que Pedro Jiménez, vecino de esta villa de Ubrique, hizo e otorgó ante mí a doce días del mes de septiembre de mil y quinientos y cincuenta años constituyó y ordenó una cláusula, su tenor de la cual es este que se sigue = Ytem digo y mando que en cada un año para siempre jamás después del día de mi enterramiento, en aquel mismo día que mi cuerpo fuese sepultado, en cada año como dicho es, me digan en la Yglesia de esta dicha villa, donde mando enterrar mi cuerpo, una misa cantada con su vigilia de tres lecciones por mi ánima y de mis defuntos, la cual se ofrende de pan y vino y cera, dando de ofrenda a la dicha misa media arroba de vino e media hanega de trigo e nueve candelas de cera de tercio de vara e que le pongan acompañando la Cruz a la dicha misa e vigilia que ha de estar sobre mi sepultura e se provea e cumpla de ensencio [incienso] para los responsos y lo que más fuese menester como se acostumbra con las otras memorias. Para lo cual cumplir y pagar dejo y nombro e situo y señalo las casas de mi morada que tengo en esta villa, linde con casas de Diego Montero e por el corral con Bartolomé Hernández e por la parte abajo con la callejuela y por la delantera con la calle Real con un sitio solar y pertenencia que mando se arriende, beneficie e procure, e que de las rentas e frutos de ella se pague e cumpla lo que dicho es, e si después de pagado e cumplido alguna cosa quedase de las dichas rentas mando que se diga de misas rezadas en la dicha Yglesia por los clérigos de ella por mi ánima e de mis defuntos, y declaro y señalo por Patronos e Mayordomos desta dicha Memoria para el cumplimiento y administración de ella al Beneficiado o Beneficiados que son o fueren en cualquier tiempo de la dicha Yglesia de esta Villa, a los cuales dejo poder cumplido y encargo como de derecho se requiere en tal caso para tener e administrar las dichas casas e cobrar las dichas rentas e cumplir e facer cumplir las dichas Misas e Memorias como dicho tengo e declarado arriba y esto mando que se haga e cumpla en cada un año para siempre jamás porque esta es mi postrimera voluntad.

Por cierto, sorprendentemente los herederos se negaron a cumplir la última voluntad del difunto, por lo que el beneficiado que se iba a beneficiar de las rentas, que era aquel Diego Alonso que según Fray Sebastián fue el primer cura de Ubrique (en 1534), otorgó escritura de censo (también ante Diego Martín), el 4 de enero de 1551, de cuya noticia traída por Aragón Macías me interesa especialmente la última frase:

por cuanto los herederos de dicho Pedro Jiménez no quisieron consentir la dicha manda e cláusula de memoria que el dicho su padre estableció e mandó en su testamento porque no cupo en el quinto de sus bienes e solamente consintieron e ubo lugar que qued… [borrón de tinta, supuestamente “quedaran”] para dicha memoria cuatro mil maravedís que sobraron del dicho quinto, los recibía e imponía sobre unas casas de su morada que eran en esta villa, linde con casas de Juan Díaz y con la Callejuela e por frente la calle Real y por la parte de atrás la calle del Rio.


Ubrique empezó a bajar hacia el valle tras la repoblación

Me parece importante considerar con más detenimiento estas referencias a calles de 1550, calles que no parece que pertenezcan al barrio que había sido de los musulmanes. Para empezar traigo aquí de nuevo esta opinión de Fray Sebastián que reproduje más arriba:

Aun los españoles del siglo XVI buscaban las alturas, huyendo de los aires insanos y palúdicos de la proximidad del río, y por esta razón el núcleo del Ubrique primitivo se congregó alrededor de la iglesia de san Antonio…

Es claro que Fray Sebastián no conocía el documento que acredita que en Ubrique había 46 casas, 12 grupos de chozas y 6 palacios cuando los repobladores llegaron, por lo que algunas de sus opiniones poco fundadas serían disculpables. Pero lo es menos que ni siquiera se plantee cómo y dónde pudieron alojarse las familias que llegaron en noviembre y diciembre de 1501. Todo lo que dice es que en “las alturas” debió de existir una torre que probablemente se convirtió en la iglesia de San Antonio y que alrededor de ella se formó el primer núcleo de Ubrique. ¿Supuso entonces que los pobladores levantarían sus viviendas en cuatro días, durante el invierno, alrededor del San Antonio?

Estas hipótesis de Fray Sebastián están aceptadas y reproducidas en decenas de sitios sin el menor espíritu crítico. A mi modo de ver, lo que pasó fue muy diferente. Los colonos no crearon ningún “núcleo primitivo” alrededor de ningún lugar señalado. Muy al contrario, cuando llegaron a Ubrique se encontraron un núcleo primitivo que ya había sido organizado por los musulmanes alrededor del elemento urbano que les había parecido más conveniente o práctico, ya fuera su mezquita, su zoco o, si la tenían, su torre defensiva. Dicho de otro modo, Ubrique ya estaba urbanizado para las necesidades de los habitantes que había tenido hasta entonces. Después llegan los primeros repobladores y no tienen otra opción que alojarse durante las primeras semanas o meses en las viviendas que habían pertenecido a los mudéjares. Al principio las había de sobra, pues durante el primer año se asentaron solo 40 colonos (unas 40 familias). Más tarde irían viniendo más y eventualmente se llegaría a una situación de escasez de vivienda. Además, probablemente algunos colonos no estarían contentos con las que les había tocado en gracia y querrían construirse unas nuevas (pongámonos en su lugar). Para unos y para otros se plantearía esta duda: ¿construimos nuestra morada en este barrio (si hay sitio) o la levantamos en todos esos lugares vacíos que tenemos más abajo? Conociendo el desarrollo urbanístico de Ubrique creo que está claro lo que la mayoría decidió. Se podría decir, contra la afirmación de Fray Sebastián de que las gentes de aquella época tenían apetencias por las alturas, que el Ubrique cristiano manifestó una vocación inmediata de bajar al valle.


La “calle real”, las “calles reales”

Como hemos visto en los documentos testamentarios que he reproducido más arriba, en ellos se menciona una “calle Real”. ¿Sería la misma que la actual calle Real de Ubrique? Probablemente, pero no necesariamente. Porque, ¿qué significaba ese nombre de “real”? ¿Un homenaje al rey? Lo dudo; rotular calles en honor de personas es una costumbre relativamente reciente que creo que surge de nuestra creciente tendencia al antropocentrismo.

Leo en el diccionario de 1611 que he usado antes:

(…) la calle dezimos ser del Rey, y assi a ninguno se le puede vedar el passar por ella, saluo quando es en perjuyzio de los vezinos.

En este sentido, la mayoría de las calles nuevas que se iban trazando en Ubrique serían reales, a diferencia de tantas callejas, callejuelas, callejones sin salida, corraletes, escaleras, plazuelas, pequeños huertos, etc., como había en el dédalo del barrio mudéjar.

En la página Palacios, calles reales y puertas de pro encontramos unos 30 fragmentos de textos históricos a partir de mediados del siglo XVI referidos a Soria en los que aparece la denominación “calle real” o “calles reales”. Voy a tomar algunos extractos de algunos (los más antiguos) para que se compruebe que “real” no se usaba como nombre propio, sino como calificativo para especificar el tipo de calle, necesitándose agregar los nombres de los elementos urbanos que había en sus extremos para identificarla:

· (1563) …calle real que va de Pozalvar a Cinco Villas de esta ciudad de Soria.

· (1567) …calle real que va de la plaza de San Pedro.

· (1574) …calle real que va a la puente.

· (1575) …por delante y por detrás, calles reales.

· (1578) …la calle real que va de Santo Tomé a San Martín.

· (1583) …por delante y por detrás las calles reales…

· (1587) …por delante la calle real que va de Nuestra Señora La Merced a San Pedro el Viejo…

· (1611) …por delante la calle real que va a la Tejera y baja a la iglesia de señor San Salvador y por la otra parte calle real que atraviesa y va al monasterio de Nuestra Señora del Mercado

· (1644) …la Ciudad acordó que se hagan empedrar y aderezar las calles reales de ella para el día del Corpus.

· (1646) …la callejuela que llaman de Santa María que aledaña (…) por delante calle real que se sale al Campo de La Concepción Francisca y al dicho arrabal…

· (1646) …por delante la calle real que sube el Rabal arriba…

En esta web se defiende que el sentido de “calle real” no es el de realeza, nobleza o hidalguía, “sino que lo deberíamos relacionar con realidad, verdadera”, de modo que serían “reales” las que cumplieran ciertos requisitos urbanísticos (alineación, anchura, pavimentación…), frente a las callejas, callejones, etc., que no se considerarían propiamente calles.

Por lo dicho, cuando en los documentos que nos trajo Aragón Macías se menciona una “calle real”, por prudencia no deberíamos identificarla con la actual calle Real. “Calle real” en esos papeles antiguos significaría simplemente “calle”, vía pública”. Así, cuando se dice que una casa “linde con casas de Diego Montero e por el corral con Bartolomé Hernández e por la parte abajo con la callejuela y por la delantera con la calle Real”, creo que se podría suprimir la última palabra sin pérdida de significado: “linda por la parte delantera con la calle”. Nótese que Real está escrito con mayúsculas, pero no debe olvidarse que estos documentos están trasladados por Aragón Macías en el siglo XIX, momento en que sí existía en Ubrique una calle llamada Real como nombre propio, que es la que se ve en esta imagen de Google Maps (a la izquierda, una esquina de la iglesia y de la plaza principal):

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Es más, la actual calle Real probablemente se llame así porque quizá fuera la primera calle real de Ubrique en el sentido indicado, la primera que trazaron los repobladores fuera del barrio primitivo. Es una calle que tiene lógica topográfica: es una rampa que salva, con una pendiente aceptable para que la subida no fatigue, el desnivel entre el barrio musulmán donde estaba el San Antonio y la explanada hoy ocupada por el Ayuntamiento, la plaza, la iglesia… El siguiente cuadro de Francisco Prieto permite apreciar ese desnivel. Se ve la espadaña del San Antonio recortada contra la sierra y, abajo, la plaza, distinguiéndose a la izquierda la esquina de la parroquia.

En cualquier caso, lo que demuestran estos documentos ubriqueños que hablan de calles fuera del barrio mudéjar solo medio siglo tras el inicio de la repoblación es que, contra la opinión de Fray Sebastián, los ubriqueños cristianos no quisieron quedarse al abrigo de una supuesta capillita existente en el barrio que había sido de los musulmanes, sino que prefirieron construir sus propias moradas en partes nuevas del pueblo. Recursos tendrían. No hay que olvidar que, de las cinco villas de la Serranía de Villaluenga que repobló la duquesa de Arcos, Ubrique fue la que recibió una mayor proporción de caballeros. El 54% de los colones ubriqueños ostentaban esta categoría social, que a los efectos consistía en poseer más de 20000 maravedís. Los demás colonos eran considerados peones. En Archite el porcentaje de caballeros era del 41%, en Villaluenga del 27%, en Benaocaz del 23% y en Grazalema solo del 19% (Las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga 1502-2002. Coords.: Fernando Sígler y Juan Carrasco. Fundación de la Siete Villas / Ed. Tréveris, 2002). Por todo lo dicho, me parece que eso de querer “congregarse alrededor del San Antonio” es un mito.


Una propuesta de plano muy antiguo de Ubrique

Al ir construyendo las casas que van formando una calle determinada, por sus espaldas otros vecinos van adosando nuevas casas, de modo que automáticamente se crea una segunda calle más o menos paralela a la primera. Suponiendo que la primera calle del Ubrique cristiano fue la que hoy llamamos Real, por detrás se formaría pronto la que actualmente conocemos como del Perdón (más abajo explicaré la razón de este nombre). En algún momento primitivo de la edad moderna de Ubrique su plano urbano quizá se asemejaría al que propongo en la siguiente imagen, basada en una ortofoto actual de SigPac. A la derecha está el barrio mudéjar; en el centro la explanada de la iglesia (con su cementerio); y a la izquierda el río. Las tres partes están situadas a distintos niveles topográficos, sirviendo las calles que actualmente se llaman Real y del Perdón para bajar suavemente desde el barrio musulmán hasta la explanada.

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Una pista más sobre la antigüedad de la iglesia parroquial: la virgen de Archite

Hay un suceso histórico y su correspondiente traslación documental que, pensados con detenimiento y teniendo en cuenta otros datos históricos, pueden aportar una prueba adicional de que a mediados del siglo XVI la iglesia de Nuestra Señora de la O ya estaba construida. Por un lado, Rafael de Aragón Macias dedica en sus Misceláneas un apartado a unas “Noticias sacadas del Libro de la población y familias de Benaocaz escrito por D. Juan de Cea, vecino de dicha villa”. Leyendo estas noticias y consultando otros documentos (Familia Zea de Benaocaz) se deduce que este Juan de Cea debió de vivir en el siglo XVIII. A principios de ese siglo, como diré más abajo, la iglesia de Nuestra Señora de la O era denominada en un documento como “iglesia mayor”, término que supongo que implica “iglesia parroquial”. Pues bien, Juan de Cea dice en el siglo XVIII, momento en que la iglesia de Nuestra Señora de la O era “iglesia parroquial”, que en 1552 los habitantes de Archite “pasaron a vivir a Ubrique, en donde dicen se conserva en su Iglesia Parroquial una imagen de la Concepción que llevaron”.

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Por tanto, y aunque se pueden hacer otras lecturas de esta frase, la más sencilla es que en 1552 los cristianos de Archite llevaron su imagen a la iglesia de Nuestra Señora de la O, luego en esa fecha existía dicho templo. Lo más curioso es que Fray Sebastián contribuye a pensarlo así. Él recoge esta noticia de las Misceláneas y sin preguntarse cuál sería la “iglesia parroquial” a la que se refiere Cea (quizá dando por hecho que era el San Antonio) dice:

[Los vecinos de Archite] se trajeron en una curiosa, como tierna procesión, a su patrona la Inmaculada, que juzgamos fue la imagen de Ntra. Sra. de Ia O, patrona de la parroquia moderna de Ubrique.


Más referencias a “la iglesia” y a enterramientos en ella

Hay otras “memorias el beneficio” en las Misceláneas de Aragón que hablan de “la iglesia”·y de enterramientos en ella. Así, el 1 de junio de 1563 Cristóbal Benítez mandaba “que se ponga ensencio y dos hachas con la Cruz que se ha de poner sobre su sepultura”. Copio algo más de esa memoria por lo curioso (Aragón Macías mezcla la narración en tercera persona y en primera):

Señala 22 reales para todas las dichas misas y 5 reales para una mujer que esté presente sobre su sepultura al tiempo que se dijeren las dichas misas y lleve y ofrezca la ofrenda en todo el año y nombra a dicho fin a su mujer María González Zarzuela durante su vida, y siendo viuda y residiendo en esta villa, y faltando ella, una de mis hijas, la mayor de las que vivieren en el pueblo, y no habiendo hija mía que sea nieta o parienta más cercana de mis descendientes de grado en grado y que preceda la mayor de edad a las otras por manera que dicha mujer lleve los 5 reales cada un año.

Por su parte, Alonso García de Lucena, vecino de Ubrique:

otorgó testamento ante Gonzalo de Rivera el 14 de setiembre de 1568 y dejó la memoria de dos Misas que habían de decir el Beneficiado Diego Alonso y el Padre Bartolomé Panduro Tenorio, y dejó para ello las Casas de su morada que están en el barrio y Calle Real de la Plaza donde solía vivir Alonso Hernández Chacón.

Obsérvese cómo se especifica la “calle real” a la que se refería el testador: la de la plaza (esta plaza quizá sería la de San Juan, pues la actual del Ayuntamiento no existiría todavía como tal, ya que no tendría construcciones alrededor).

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Referencias aún más antiguas a “la Iglesia”

He traído hasta aquí citas a “la iglesia” en las Misceláneas de Aragón Macías de 1550 y años posteriores, pero también encuentro referencias más tempranas. Una de ellas es la “memoria al beneficio” de Juana Díaz, viuda de Antonio Hernández, datada el 1 de mayo de 1542, en la que pedía una “vigilia de tres lecciones cantadas (…) [en] esta dicha villa e Yglesia de ella”.

Y las hay más antiguas, como la de Pedro Méndez, que otorgó testamento ante Diego Martín en 1538.

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En el extracto de esta memoria hecho por Aragón Macías se lee:

…otorgo y conozco y mando que me digan y hagan en esta dicha villa, en la Yglesia de ella donde mandé enterrar mi cuerpo dos memorias por mi ánima (…) para lo cual cumplir y pagar dejo y nombro por Patrón de ello al Beneficiado Diego Alonso de esta Villa de Ubique que agora es.

Ese mismo año, el 27 de enero, Ines García, esposa de Bartolomé Camacho pedía que se le cantara una misa de réquiem en cada año en la festividad de Nuestra Señora de Agosto y señalaba como patrón al beneficiado Diego Alonso. Me ha llamado la atención un detalle: las misas habían de ser cantadas en el altar de San Sebastián:

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Me pregunto si la iglesia de Nuestra Señora de la O habrá tenido tradicionalmente un altar de San Sebastián. Actualmente parece que sí lo tiene, según leo en ubriqueturismo.es: “La nave lateral izquierda o del evangelio (…) A la izquierda se encuentra un altar en el que recibe culto la imagen de San Sebastián, Patrón de Ubrique”.

Por cierto, las casas que deja Inés García para pagar sus misas lindan con “la de Pedro Fernández Infante, casas de los [¿menores?] de la Montera que Dios haya y por delante la calle Real de esta villa”. Esa expresión indica que solo había en aquel momento una calle real en la villa o bien que, por ser la primera que existió, el calificativo real pasó a ser su nombre propio. Es decir, estaríamos hablando de una posible referencia de 1538 a la actual calle Real.


La plazuela y la calle del Perdón

Rafael de Aragón Macías agrega a la información de esta última memoria una actualización de 1706 en la que cita a un mayordomo del duque de Arcos como dueño de dos casas en la plazuela del Perdón.

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Fray Sebastián manejó mucho las Misceláneas, pero no reparó en el significado de este dato de cara a fechar la iglesia parroquial que él creía que era del último cuarto del siglo. El hecho de que en 1706 existiera una plazuela del Perdón que, como es sabido, es la que se encuentra actualmente ante una de las puertas de la iglesia (aunque ahora esta plazuela recibe un nombre humano) prueba que en 1706 estaba construida esa iglesia.

La existencia de una puerta del Perdón en las iglesias es algo bastante habitual. Según la Wikipedia, tienen puertas del Perdón templos como el de Santiago de Compostela (que se abre únicamente en los años santos jacobeos), Burgos, Toledo, Ciudad Real, Jaén, Almería, Coria, Santo Toribio de Liébana (que se abre en los años santos lebaniegos), San Isidoro de León, Santa María la Mayor de Alcaudete o las catedrales de Córdoba y de Sevilla, con la peculiaridad de que en estos dos casos se trataba de antiguas puertas de las mezquitas mayores de ambas ciudades que daban acceso a los correspondientes patios de las abluciones. En la América española, por citar un ejemplo, la Catedral de Puebla también tiene una puerta del Perdón que se abre solo en año de indulgencias. Dice esta misma fuente que la denominación “está vinculada a las devociones que traían aparejada la concesión de indulgencias, habitualmente en el transcurso de romerías y peregrinaciones, como la del Camino de Santiago, o en ocasiones especiales, como un año santo”.

Esto explica también, obviamente, el nombre de la calle del Perdón de Ubrique, que es la que llega a la plazuela del Perdón. En la web Calles de Ubrique encuentro muy parecida interpretación dada por el sacerdote José María Cabello:

[El nombre de la calle del Perdón] Posiblemente tenga su origen en la puerta de la Iglesia Parroquial que da salida a dicha calle. En las grandes Basílicas y Catedrales (San Pedro, Santiago…) se celebra periódicamente Año Jubilar que se inicia con la apertura de una de sus puertas habitualmente cerrada y que se le llama Puerta del Perdón o de la Misericordia. Una piadosa creencia para los superfieles considera que, atravesando dicha puerta y rezando determinadas preces se les perdonan sus pecados.(…) No tengo constancia de que nuestro pueblo haya gozado de esos Jubileos que de forma excepcional se han otorgado a otros templos (en alguna Coronación de su Patrona…) Pero por «contagio» puede haberse llamado en tiempos pretéritos Puerta del Perdón y por derivación Calle del Perdón.

He encontrado un documento más (al que aludí más arriba) que menciona a la plazuela del Perdón en esa época, concretamente en 1705, y este es mucho más explícito. Se trata del Índice de los documentos referentes a las Cuatro Villas perteneciente a la Casa de los Duques de Arcos que se conserva en el Archivo Histórico Nacional (OSUNA,C.4574,D.4). En él se hace referencia a una compra hecha por el duque de Arcos de una casa en dicha plazuela. Copio:

Venta hecha por Don Pedro de Montes Velasco y Herrera, vecino de la Villa de Alcalá de los Ganzules [sic] por sí y en nombre de Dª Isabel de Velasco Herrera y Patiño, su madre, viuda de D. Pedro de Montes Mariscal, a D. Joaquín Ponce de León Alencastre y Cárdenas de unas casas principales en la Villa de Ubrique en la plazuela que llaman del Perdón frente a la Iglesia mayor de ella linde con la callejuela que va al río y casas de los herederos del licenciado Cañas Verdes que poseía Andrés Martín Medinilla con su puerta de campo que sale a la dicha callejuela que va al río (…). Ubrique, 3 de noviembre de 1705.

Esta “callejuela que va al río” entiendo que es la actual Costanilla de San Pedro. En cuanto a las “casas” que compró el duque, de la lectura de una de las “memorias al beneficio” que he citado más arriba, deduzco que estaban precisamente donde se edificó un siglo más tarde la ermita de San Pedro.

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Conclusiones sobre la edad de la iglesia parroquial

Considerando todo lo dicho hasta aquí, mi hipótesis es la siguiente. Es posible que los colonos asentados en Ubrique consagraran la mezquita y colocaran en ella los ornamentos religiosos adecuados para el culto católico. Pero quizá quisieron disponer enseguida de una iglesia de verdad. En el barrio musulmán era imposible construir un templo no solo por su accidentado relieve, sino porque buena parte del terreno estaría ocupando por las casas de los mudéjares expulsados que ocuparon los colonos. Se necesitaba un llano… Y lo tenían. Un “escalón” topográfico por debajo del San Antonio y el barrio mudéjar se extendía una gran explanada (donde hoy están precisamente la iglesia, la Plaza, el Ayuntamiento, la plaza de la Verdura, la calle Botica…). No me extrañaría nada que en esa misma explanada hubieran empezado a enterrar a los muertos desde el principio de la repoblación, ya que, de hecho, es sabido que existió un cementerio al lado de ese templo, como lo denota claramente el nombre de la calle que se encuentra a de 60 metros del muro norte de la iglesia actual: calle de las Ánimas. Tarde o temprano los repobladores cristianos vieron realizado su deseo de tener una iglesia en dicha explanada (como resulta patente contemplando la que actualmente está allí levantada).

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Pero ¿cuándo la construyeron? Si aceptamos la afirmación de Fray Sebastián de que el primer cura de Ubrique, el beneficiado Diego Alonso, llegó en 1534, ¿no sería razonable pensar que vino a servir a esa iglesia de nueva creación? A mí me lo parece, salvo que fuera habitual enviar a beneficiados a ermitas o pequeñas iglesias como lo sería la hipotética de San Antonio. La existencia temprana de la iglesia de Nuestra Señora de la O explica que existan varias memorias testamentarias en las que el testador pide ser enterrado en “la iglesia”. La ermita de San Antonio tendría poca capacidad, pero, además, la de Nuestra Señora de la O estaba al lado de un cementerio. Aunque creo que la existencia de un documento de 1619 que es un proyecto de restauración de esta iglesia del que se desprende que en ese momento era antigua ya deja a las claras que se construyó inicialmente en el siglo XVI, también contamos con el testimonio de la existencia de la plazuela del Perdón en 1705. Todos estos datos echan por tierra la tesis de Fray Sebastián de que esta iglesia fue construida en el último cuarto del siglo XVIII, tesis que siguen aceptando autores del siglo XXI (incluido el Ayuntamiento) y propalándola en sus escritos.


Obras posteriores en la parroquia

¿Y qué significado tiene la información que dio Fray Sebastián sobre unas obras de “reparo y nueva construcción” de esa iglesia aproximadamente en 1773? Existieron esas obras, por supuesto, y otras más hasta el siglo XXI. Copio del artículo de María Dolores Aguilar:

Obras posteriores a esta reparación [de 1619] afectaron su primitivo aspecto: fue la construcción de una nave adyacente, junto a la nave de la izquierda hacia 1775, que resultó de correr las varias capillas familiares que la componían (datos facilitados por el prof. D. Manuel Cabello Janeiro, residente en Ubrique). También es posible que en esta reforma se sustituyera la vieja armadura por la actual cubierta de bóveda. El armazón de madera, que hay entre ella y el tejado, es el «camaranchón» al que alude el documento [el proyecto de Pedro de Palacios].

De otra obra nos da noticia la inscripción de la portada lateral: «Se reparó este templo año de gracia de 1869 siendo cura de Ubrique el Presbítero Licenciado y Abogado de los tribunales de la nación Sr. Don José Salvador de las Cruces Alva». De esa época y correspondiendo a ese sentir, serán las dos portadas de enorme sobriedad en sus sillares bien contados y con nulas concesiones a lo decorativo.

Este es la planta actual de la iglesia, tomada del artículo de María Dolores Aguilar:

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Muy importante es el campanario de esta iglesia, que parece que no lo tenía en la época de la reconstrucción hecha por Pedro Díaz de Palacios. Dice María Dolores Aguilar:

Al exterior destaca la torre octogonal (…). El documento no alude para nada a esta torre. Por su estructura puede ser posterior a la construcción de la iglesia, y se relaciona en su aspecto externo con la torre de la parroquia de Genalguacil, del s. XVIII.

Hace pocos años se hizo la última restauración importante de este templo.



Antigüedad de las otras iglesias de Ubrique

La ermita de San Sebastián (El Jesús)

Hablo ahora de la edad de las otras iglesias de Ubrique.

La que se llama del Jesús, situada en El Jardín, fue construida en torno a 1600, según leo en la página web de la Hermandad de Jesús Nazareno y Virgen de la Estrella de Ubrique. Copio de ella:

Según se cuenta en los documentos que poseemos, en el año final del siglo XVI hubo por esta parte de la sierra de Cádiz una epidemia de peste muy importante. La gente del pueblo se encomendó a Dios y la epidemia empezó a remitir, y la gente del pueblo en agradecimiento deciden edificar una ermita en honor a San Sebastián a quien le atribuyen el milagro.

En la Hermandad poseemos la correspondencia que cruzó con el Obispado de Málaga la comisión o grupo de gente encargados de recoger los donativos para la construcción de la ermita. La primera carta que se envía, la firma en nombre de los vecinos Juan de Soto, pidiendo licencia al Obispo para la edificación de la ermita y para pedir limosna en los días de fiesta en la iglesia para tal fin, esta carta se envía en septiembre de 1600. A primeros de noviembre de ese año el Obispo de Málaga D. Tomas de Borja, hermano del Santo San Francisco de Borja, envía una carta en la que encarga al cura y beneficiado eclesiástico de la villa que vean ellos el lugar más conveniente para la construcción. Rápidamente se contesta el decreto del obispo, nombrando el beneficiado D. Juan Benítez Maldonado y el cura Escalante de Cuella, a D. Juan de Soto como depositario de las mandas y limosnas y señalan como lugar más adecuado el nacimiento del Garrobal: “nombramos y señalamos por sitio más cómodo el nacimiento del Garrobal porque es cerca del lugar y donde todos los vecinos pueden acudir con facilidad y por ser sitio claro y apacible”. Y por fin el día 14 de octubre de 1601 se da licencia para dar misa en ella, mediante escritura del Sr. Obispo D. Tomas de Borja firmado y sellado.

Según Fray Sebastián, Pablo V concedió en 1605 a los cofrades de la hermandad 70 días de indulgencia (ni uno más, ni uno menos) “cada vez que en la misma iglesia asistieren a los divinos oficios que celebran, según su costumbre, a los cultos de la congregación, o a otros actos públicos o secretos, por el buen régimen o administración de la hermandad sobredicha, o ejercieren otros actos de piedad, caridad o misericordia, cada vez por cada una de las obras piadosas realizadas”. El papa –según él, autorizado por su Dios– también concedía “siete años y siete cuarentenas de perdón” a hermanos y fieles devotos por realizar otras acciones pías que se detallaban en la bula, documento cuya imagen, que tomo del libro de Fray Sebastián, es esta:

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Esta iglesia fue reedificada a partir de 1775, según Fray Sebastián. Después, alrededor de ella se construyó un cementerio, el de San Sebastián, que funcionó como tal hasta finales del siglo XIX, como he contado en otra parte.


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La ermita de San Juan de Letrán y la iglesia del convento

La iglesia de San Juan de Letrán (El San Juan) que conocemos actualmente es un edificio civil donde se aloja el Centro de Interpretación de la Historia de Ubrique (imagen sobre estas líneas, tomada por ubriqueturismo.es). Como he explicado en otro lugar, este edificio lo proyectó el conocido arquitecto Ventura Rodríguez en 1783, ejecutándolo probablemente su discípulo Juan Antonio Munar o bien el también discípulo Francisco Quintillán y Lois, autor del Ayuntamiento de Ubrique con su cárcel. Parece ser que las obras duraron mucho tiempo debido a la escasez de fondos y es posible que nunca se llegara a celebrar una misa en esta iglesia a juzgar por estas palabras de Fray Sebastián:

En el siglo XIX (…) se construyó el edificio actual, en forma de rotonda, y cuando solo faltaba la cúpula se les acabaron los fondos, se aburrieron y quedó convertido primero en un solar y después en casa particular, aprovechándose sus materiales para edificaciones.

Ahora bien, anteriormente sí que había existido allí una iglesia. Fray Sebastián afirma que era de “principios del siglo XVII” y cree que debió de ser una “capilla mediana cuyo estilo y características se desconoce”. Según este historiador, en 1660 los religiosos que iban a habitar el convento de Capuchinos “se albergaron provisionalmente en la capilla de San Juan de Letrán”, en la que incluso se había pensado construir el convento.

Dicho convento fue terminado en 1668, y por tanto de ese año datará su iglesia. El predicador José de Carabantes vino a Ubrique ese año para concluir una de sus misiones y quizá con curiosidad por ver el flamante nuevo convento. Según Fray Sebastián, “la conmoción [por esta visita] fue tal, que de muchas leguas a la redonda acudían los fieles a la iglesia, llena de fieles de día y de noche, que no cesaban de llorar sus pecados. La misión debió [de] darse en la iglesia de san Antonio”. Por todo lo dicho antes, me parece más plausible que fuera en la iglesia de Nuestra Señora de la O, que es bastante más grande que el San Antonio, si es que no fue en la propia iglesia del convento, que es esta (ubriqueturismo.es):

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Volviendo a San Juan de Letrán es seguro que en 1781 era considerada una ermita, como se indica en el párrafo final de la Carta edificante que el presbítero Buenaventura José Carrasco escribió en memoria del cura Ignacio Calvo y Gálvez y de la que ya he hablado más arriba:

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La ermita del Calvario

La ermita que se encuentra en la sierra de Ubrique, dominando al pueblo, fue construida según la tradición por Fray Buenaventura de Ubrique, que nació aproximadamente en 1691 y murió en 1753 en Olvera, según Fray Sebastián. El libro Minerva de la Juventud Española que cité al principio dice que data de 1743, lo que cuadra bastante. El fraile historiador cuenta esto:

Finalizaba el Vía Crucis en una capillita, con sencillo y pobre altar, en el que se veneraba el Cristo del Calvario, de poco más de una vara de alto. Esta imagen llegó a ser una de las de más veneración en Ubrique. Las promesas, en las enfermedades, guerras, ausencias y peligros consistían en mandar una misa y encenderle una luz durante la noche, permaneciendo siglo tras siglo el Calvario iluminado, como si fuera el faro indicador de la fe del pueblo, y como una nota tierna de tipismo y poesía. La capillita tenía adosada una pequeña sacristía al lado y habitación detrás, donde caía la soga de la campana y dormía el ermitaño al cuidado.

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La imagen sobre estas líneas es un cuadro del pintor Julio Moisés Fernández de Villasante pintado en torno a 1912. Muestra a gente del pueblo llegando al Calvario en uno de esos vía crucis.

Con esa ingenuidad y credulidad que no se compadecen con su mala uva e intolerancia, Fray Sebastián nos cuenta este cuento sobre Fray Buenaventura:

La tradición cita el hecho de que vieron al P. Buenaventura bilocarse. Sabiendo el padre guardián que había ido al Calvario y no había vuelto, y estando todas las puertas cerradas, se lo encontró con sorpresa suya orando en el coro a la hora del acto de comunidad. Hechas las debidas diligencias se halló que habla estado al mismo tiempo en el convento y en el Calvario.

También nos informa Fray Sebastián sobre la ermita del Calvario de que “en 1801 la amplió D. Pedro Romero con un atrio cubierto, para que se resguardara la gente en caso de lluvia y de temporal, aumentando su capacidad para las funciones y misas que se celebraban”. Este señor Romero, en los dos o tres años anteriores a su muerte se dedicó a hacer obras pías y regalar dinero a las iglesias del pueblo, lo que sin duda le granjearía su entrada directa en el Cielo o al menos una rebaja de años en el Purgatorio.


La ermita de San Pedro

Su nombre completo era Pedro Romero y Montero y dejó en 1803 en una hijuela de su testamento 2000 reales “para ayuda a la construcción y obrade la ermita de San Juan de Letrán; a la ermita de San Sebastián, 1000 reales; a “la imagen de Nuestra Señora de los Remedios que se venera en la iglesia del convento de RR. PP. Capuchinos de esta villa”, 2000 reales; 500 “a la hermita del señor San Antonio para que se inviertan en lo que más falta le haga y corresponda a su mejor ornato”; 300 a la ermita del Calvario “que se entreguen al señor cura de ella para que se inviertan en cera”.

Este benefactor mandó construir a sus expensas el hospital-ermita de San Pedro, que fue proyectado por el arquitecto ubriqueño Miguel de Olivares. Allí pidió ser enterrado, según dice Aragón en las Misceláneas:

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En la mencionada hijuela se pueden leer las modestas disposiciones que dictó Pedro Romero para su funeral:

(…) dispuso ser enterrado en la Hermita del Sr. San Pedro Apóstol, calle del Perdón de esta villa, que había construido y labrado a su costa y expensas y estaba hecho oratorio público con las competentes licencias, no habiendo reparo y, habiéndolo, en este caso lo fuese en el convento de los RR. PP. Capuchinos de esta Villa, con entierro de toda pompa, misa cantada, de réquiem, responso y vigilia, presente su cadáver, si fuere hora de celebrar, y si no, al siguiente día. Que acompañen a su entierro hasta darle sepultura veinte y cuatro pobres, con hachas encendidas en la mano, dándoseles a cada uno cuatro reales de vellón. Mandó por su alma e intención dos mil misas rezadas, la cuarta parte para esta Colecturía y las demás por los Sacerdotes que eligieran sus albaceas, por la limosna de cuatro reales. A las mandas forzosas, a saber: Santos Lugares de Jerusalén, Redención de Cautivos y Niños Expósitos, cuatro reales a cada uno. Que el día de su fallecimiento o el siguiente se distribuyan de limosna en pan a pobres mendigos de esta Villa hasta la cantidad de mil reales y a los pobres enfermos que haya en ella quinientos reales. Que inmediato al tiempo de su fallecimiento, lo más breve que pudiese ser, se celebrase en sufragio de su alma un Anniversario en la Yglesia Parroquial de esta villa, dándose por su limosna ciento y cincuenta reales. Que en los dos primeros años sucesivos a su fallecimiento y día de nuestra Señora de los Remedios, que se venera en dicho convento de PP. Capuchinos. se hagan dos octavarios con sermón y misa en la mañana del día de esta Señora, con el Santísimo Sacramento manifiesto, y en los demás por las lardes se continúen con pláticas, patente el Santísimo, mediante a que el de nuestra Señora sale su imagen por las calles en procesión, pagando por la limosna de cada octavario quinientos reales.

Esta es actualmente la ermita de San Pedro, hoy parte del Ayuntamiento (Tudestino):

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Lo más curioso es que, según Fray Sebastián, el hospital que creó Pedro Romero lo hicieron fracasar sus herederos:

Como se ve por el testamento de D. Pedro Romero, esa iglesia, hospital y fundación pía, única que conocemos en la antigüedad de Ubrique, hubiera resuello una verdadera necesidad, y era susceptible de ser ampliada, contando con local y elementos propios. Sobrevinieron después los grandes acontecimientos de la guerra de la Independencia en 1808 y la iglesia fue destrozada y profanada. Hay tradición de que mataron a uno dentro. Los gobiernos constitucionales más tarde dieron la ley de reversión de las capellanías a los descendientes llamados a ellas, y prohibieron las vinculaciones y trataron de incautarse de los fondos de las obras pías, ya de antiguo blanco de la codicia de los revolucionarios. El capital del vínculo debió sufrir grandísimo quebranto en las fincas y ganado, en la devastación general llevada a cabo por el ejército francés. [A] D. Bartolomé Romero lo vemos figurar en la junta que dirigía el levantamiento de la Serranía. Por todas estas causas, los herederos de D. Pedro entablaron pleito para anular el testamento y se llamaron a parte para repartirse lo que quedaba, como como consta de las Actas Capitulares. Así lo que fue un sueño generoso acabó en un fracaso, y hasta fines del XIX no pudo contar Ubrique con un pequeño hospital y asilo de ancianos.

El mencionado por fray Sebastián como componente de “la junta que dirigía el levantamiento de la Serranía” era Bartolomé Romero y Montero, sobrino e hijo político de Pedro Romero. Bartolomé Romero y Montero firmó en 1814 junto a otros 69 diputados el Manifiesto de los Persas para pedir la vuelta del absolutismo.


Nota: En el mismo Índice citado, por cierto, aparece una reseña de un documento en el que Diego Martín figura como escribano de Ubrique en 1542. Por otro lado, hubo un escribano de alguna de las villas del duque de Arcos en 1507 llamado Bartolomé Camacho, pero no sé si era el de Ubrique; encuentro el dato en el artículo de Fernando Sígler Silvera La exención de impuestos a perpetuidad y la consecución de los «hechos abiertos», en: Las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga 1502-2002. Coords.: Fernando Sígler y Juan Carrasco. Fundación de la Siete Villas / Ed. Tréveris, 2002; se da la circunstancia de que en 1538 había una persona en Ubrique llamada Bartolomé Camacho, al que mencionaré más abajo; en cualquier caso, me parece bastante improbable que Ubrique no tuviera notario durante tres décadas.


Imagen de cabecera: PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA O EN UBRIQUE  (ubriqueturismo.es)


J. M. G. V.

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