En 1472 el bizarro Manuel Ponce de León toma la fortaleza de Cardela y su hermano la pierde por su mala política

El dibujo sobre estas líneas data de 1729. Es un fragmento de un mapa que se hizo aquel año para delimitar los términos de las Cuatro Villas de la Serranía de Villaluenga (Grazalema, Ubrique, Villaluenga y Benaocaz) en sus lindes con Jerez. Representa a la fortaleza de Cardela, también llamada castillo de Fátima por los habitantes de Ubrique, en cuyo término se encuentra. El documento se conserva en el Archivo Histórico Nacional (Sección Nobleza; ES.45168.SNAHN / 1.127.4.16 // OSUNA,CP.14,D.42). El dibujo está hecho con tinta negra y de color y lleva diligencia de conformidad del “licenciado Alvar”, manuscrita y con fecha de 4 de febrero de 1729.

Probablemente el dibujo sea imaginario, ya que no es razonable que hace 300 años esta instalación militar se encontrara en tan buen estado y ahora no quede de ella casi nada. Pero tampoco hay que dudar de que en sus buenos tiempos la fortaleza de Cardela tuviera ese porte, a juzgar por el trabajo que les costó a los cristianos conquistarla en 1472, 20 años antes de la caída de Granada. (El estado actual de las ruinas lo describe muy bien Alejandro Pérez Ordóñez en su estudio Cardela, llave de la frontera occidental del reino nazarí de Granada).

Lo sabemos gracias a las crónicas. En particular, hemos consultado la Crónica Anónima de Enrique IV, también conocida como Crónica Castellana (versión de María Pilar Sánchez Parra García, Ediciones de la Torre, 1991) y la Crónica de Enrique IV de Alonso de Palencia traducida del latín en 1905 por  Antonio Paz y Meliá. En realidad hay poca diferencia entre ambas narraciones.  La segunda da detalles sorprendentes, como el número exacto de defensores musulmanes de la fortaleza y nos traslada la mala relación que existía entre el Marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León (que luego fue Señor de las Siete Villas: Benaocaz, Grazalema, Ubrique, Villaluenga, Archite, Aznalmara y Cardela) y su hermano Manuel.

Manuel Ponce de León debió de ser un personaje sumamente peculiar. La fortaleza de Cardela la tomaron las cristianos gracias a su arrojo y a su temeridad, ya que el hombre trepó con todas sus armas por una pared de gran verticalidad para acceder al recinto amurallado por un portillo que un pastor le había asegurado que existía. Si lo descubrían los musulmanes subiendo no tenía escapatoria…


Sin aquel acto irracional los cristianos habrían tenido que abandonar el intento. Pero a Rodrigo, el marqués, no le hizo ninguna gracia la proeza de su hermano menor, Manuel, y este se ganó una buena reprimenda. Esto enconó el enfrentamiento de los hermanos, surgido entre otras razones porque Manuel acusaba a Rodrigo de no darle todo lo que le correspondía de la herencia de su padre. Al año siguiente, Manuel llegó a aliarse con los enemigos de su hermano para hacerle morder el polvo, pero sin mucha fortuna…

Era un tipo peculiar este Manuel Ponce de León.  Se cuenta de él que entró en una jaula de leones para recoger el pañuelo de una damisela, que hizo voto de irse a África y no volver hasta haber matado a 3 “moros”; y que fue a Francia disfrazado para participar en un torneo. Fray Sebastián de Ubrique aventura que el nombre de castillo de Fátima dado popularmente a Cardela es un homenaje a una musulmana del mismo nombre que era ”princesa mora de Ronda” y con la Manuel que sostuvo “caballerosos y romántico amores”.

Por cierto, Fray Sebastián toma la historia de una tercera crónica, el Memorial de diversas fazañas de Diego de Valera, que en realidad es una copia casi literal de lo narrado por el autor anónimo de la Crónica Castellana pero con algún que otro errorcillo, como cuando se afirma que el ejército del marqués de Cádiz  que tomó Cardela estaba formado por 3.000 peones y 3.000 caballeros, siendo los segundos mil.

La hazaña llegó a oídos de la Corte y el Marqués de Cádiz consiguió que el rey Enrique IV hiciera ciudad a Arcos de la Frontera, una de sus posesiones (Rodrigo fue el tercer Conde de Arcos.) Eso provocó la envidia de su gran enemigo: el Duque de Medina Sidonia, con el que estaba enfrentado militarmente.

Copiamos más abajo en primer lugar lo referido a la toma de Cardela en la Crónica de Alonso de Palencia, que al estar traducida del latín en 1905, tiene un lenguaje más comprensible. Después va la crónica anónima, en castellano antiguo. Esta segunda tiene el interés de que no solo narra la conquista por los cristianos de Cardela en 1472, sino también su pérdida al año siguiente a manos del mismísimo rey de Granada que probablemente contó con la ayuda indirecta del Duque de Medina Sidonia, Enrique Pérez de Guzmán.

Este inició con sus huestes  movimientos desde Sevilla probablemente para distraer la atención de Ponce de León, momento que aprovechó el granadino para entrar a placer en Cardela. Allí reconvirtió en mezquita la iglesia que el marqués había construido hacía unos meses y que, por cierto, no habían sabido a qué diócesis adscribir: Cádiz, Málaga o Sevilla.  No obstante, Cardela no duró mucho en manos musulmanas. En 1492 caía el reino de Granada

La Crónica de Alonso de Palencia

La toma de Cardela y su pérdida según la Crónica Castellana de Enrique IV

Capitulo LIV
De la toma de Cardela e de la venida del prinçipe don Fernando en los reynos de Castilla, e de muchas turbaçiones acaesçidas entre algunos de los grandes destos reynos

Entre tantas divisiones e turbaçioncs quantas en el Andaluzia avie el marques de Caliz don Rodrigo Ponçe de Leon, como fuese cavallero esforçado e no supiese estar quedo, aunque tenie guerra cruel con el duque de Medina Sydonia don Enrrique de Guzman, no dexava de pensar como pudiese fazer guerra a los moros, para lo qual enbio secretamente sus adalides por tentar la villa de Cardela, que es muy fuerte. E como por ellos fuese çertificado poderse aquella villa escalar, y estoviese por entonçe menguada de gente, como la mayor parte de los moradores della fuesen ydos a la guerra de Malaga, el marques determino de la yr tomar; para lo qual ayunto toda quanta gente pudo, demostrando la ayuntava para fazer guerra al duque, lo qual fue ligeramente por todos creydo, segun las cosas antepasadas.

El qual se fue a su çibdad de Arcos, e allí junto çerca de mill de cavallo e tres mill peones, e partio a medianoche syn persona saber donde yva, salvo sus adalides. E tomo el camino para Cardela, que es a quatro leguas de allí, sobre la qual amanesçio. E ante que a la villa llegase, fueron muertos tres moros que en el canpo fallaron; e como los moros vieron la muchedunbre, subieron en los muros e començaron a defenderse, aviendo esperança a de se poder anparar, segun la fuerça de aquella villa, como otras vezes oviese seydo çercada de christianos e nunca fuese tomada. E burlavan de los christianos peleando todavía valientemente. Y el marques mando poner fuego a las puertas, e la villa se entro por fuerça darmas; e los moros se retraxcron a la fortaleza con todo lo que pudieron levar. Los qualcs pensavan estar alli muy seguros, segun el altura de aquella fortaleza.

E tanto favoresçio la fortuna al marques, que como con el se fallase un onbre que avía seydo algun tienpo pastor en aquella tierra, e sabie un postigo que avie a las espaldas de la fortaleza, que estava cerrado, e aunque la sobida para el era muy agra e muy alta, dixo al marques:

Señor, yo se por donde esta fortaleza se puede ligeramente tomar syn peligro, por ende, señor, mandad fuertemente conbatir por la parte de la villa, porque los moros todos recorreran alli, que de las espaldas bien piensan estar seguros, e mandad que vaya gente comigo, e yo les dare luego la torre del omenajc en las manos. En lo qual oyr el marques fue mucho alegre.

E luego su hermano don Manuel Ponçe de Leon, dixo quel quirie tomar el cargo, e tomo consigo alguna gente, e siguio aquel onbre que este aviso avíe dado. E don Manuel visto el lugar e sobida tan agra, ovo por difiçile poder sobir por peñas tan altas. Con todo eso el onbre les dio tan çierta esperança de aver presto la fortaleza subiendo primero. E como don Manuel sea cavallero mucho esforçado, luego lo siguio e todos los otros siguieron a el, de tal manera que como los moros estuviesen ocupados en la defensa de la fortaleza a la ·parte de la villa, ninguno reçelo temiendo de las espaldas, ante que oviesen sentimiento, don Manuel e los que con el fueron tenían tomada la torre del omenaje. E como paresçiese a todos ynposible ningun onbre poder sobir desarmado por donde don Manuel con todas sus armas subio, e como don Manuel començase a pelear con los moros y ellos fuesen espantados de lo ver dentro con ellos, un moro denodadamente se vino para el, el qual luego mato, los otros le demandaron misericordia e se le dieron a rehen; e porque no resçibiesen daño dixo, a los que des pues del entraron, que les avía dado seguro, e no consintio que resçibiesen daño.

Asy la fortaleza se tomo por el gran esfuerço e ardideza de don Manuel, e los moros fueron todos tomados a vida, salvo algunos que avían seydo muertos peleando. Este noble cavallero fue tanto deseoso de honrra, que fizo voto de pasar en la Berveria e non bolver en Castilla fasta aver en pelea muerto tres moros por su mano, e asy lo puso en obra. E conplido su voto, vino en Cardela con su hermano el marques, e ovase allí en la forma ya dicha. El marques escrivio este caso al rey don Enrrique e a los grandes del reyno, de que todos ovieron muy grand plazer, porque la toma desta villa era a los moros gran quebranto, como fuese guarda e anparo de los lugares a ella çercanos.

E la division e guerra que! duque y el marques tenían no pudo tanto que en Sevilla no oviesen por ello grand alegria, como supiesen que despues que los moros en España pasaron, que ha mas de sieteçientos años, en este tienpo aver seydo esta villa muchas vezes çercada de christianos, e ser sobrella mucha sangre derramada, e no averse tomado, y el marques tan presto e syn muerte de ninguno de los suyos averla ganado, fue avido por cosa maravillosa. La qual el marques reparo e basteçio de gente e de armas e de las vituallas neçesarias, e fizo en ella yglesia, e puso ende clerigos; e fizose ynquisiçion de qual dioçesy aquella yglesia devia ser supgeta, e lo avía seydo en tienpo que fue de christianos, e algunos dezian ser de Sevilla otros de Caliz otros de Malaga.

Despues de ser tomada la villa de Cardela por el marques de Caliz como dicho es, el rey de Granada con muy gran gente puso el sytio sobrella, e mandola conbatir, de tal manera que fueron quemadas las puertas, e algunos moros entraron dentro en ella, e los christianos, que eran solamente setenta con su alcayde, llamado Bernal Dianes, pelearon tan valientemente, que echaron los moros fuera e mataron e firieron muchos dellos. E como quiera que algunos de los christianos murieron e los mas quedaron feridos, dieronse tal recabdo, que los unos firiendo en los moros con las vallestas e tiros de polvora, los otros cerraron las puertas de piedra seca, de tal manera que los moros se apartaron del conbate.

E visto por el rey el gran daño que los suyos allí avíen res~ebido, creyendo que podrían ser socorridos, segun quien el marques era, e asy levanto el çerco e partiose de allí, con poca honrra e gran perdida de sus gentes.

Capitulo LXVI
De como el rey de Granada tomo por fuerça darmas la villa de Cardela

Faziendose la guerra duramente entre el duque ·de Medina Sydonia y el marques de Caliz, en un día del mes de agosto· del año del Señor de mili e quatroyientos e setenta e tres años, el rey de Granada saco muy gran hueste, e vino poner sytio sobre la villa de Cardela, lo qual como supiese el marques de Caliz, determino de la yr socorrer. E como el duque de Medina Sidonia supiese que el rey de Granada estava sobre Cardela, saco muy gran gente de Sevilla e vinose para la villa de Utrera, de lo qual como el marques fuese çertificado, como quiera que ya toviese muy gran gente ayuntada, asy de sus lugares como de sus valedores, ovo forçado de dexar de yr socorrer a Cardela, temiendo que el duque viniese por le tomar a Xerez.

E creese que esta salida del duque de Sevilla fuese por conçierto suyo e del rey de Granada, el qual dio tan gran priesa en el conbate de Cardela, que aunque los christianos que en ella estavan se ovieron muy valiente{mente}, e la defendieron quanto pudieron a la fin ovieronse de retraer a la fortaleza. E como los mas estoviesen feridos, ovieron de dar la fortaleza a condiçion que los dexasen yr libres.

E asy el rey de Granada recobro la villa de Cardela, e fueron dende levadas las cruzes e caliçes e canpanas, e todas las otras cosas sagradas quel marques allí avíe dado, e la yglesia fue tornada mezquita; de que el marques ovo entrañable sentimiento, e propuso de perder la vida e todo quanto tenia o aver bengança del duque, a cabsa del qual aquella villa se avía perdido.

J. M. G. V.

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