Puente de Barrida

MIGUEL BOHÓRQUEZ GONZÁLEZ

Vaya por delante que no soy historiador, ni un experto en construcciones de nuestro entorno, sino sólo un vecino interesado por nuestra historia y por la conservación de nuestro patrimonio. Sólo quiero desagraviar y defender nuestro Puente de Barrida.

Puente de Barrida, sí. Y es que ese y no otro es su nombre. El puente que todos conocemos con esa denominación es posterior, y yo he escuchado nombrarlo como Puente Nuevo de Barrida (por motivos obvios). Es relativamente extendido llamarlo Puente romano, Puente de la Vega del Realejo, etc. A pesar de estar en la vega de ese nombre su denominación no es esa; tampoco ningún ocuritano pudo atravesarlo. Su fecha de construcción es de 1862.

Pero la existencia de un puente en ese mismo lugar es anterior. En un libro de deslinde de cañadas de las villas de Ubrique, Villaluenga, Benaocaz y Grazalema de 1792 se menciona que «se hizo una cruz en una piedra nacida a la derecha de la calzada que va al Puente de Barrida» después de haber colocado otra en la Cruz de Pino, el descansadero en el cual se instalaron hace algunos años mesas y barbacoas como recreo.

puente_barrida_02Nuestro puente además de tener olvidado su nombre y su época, se encuentra en total desamparo. En la cara norte del puente, sobre el arco, en el centro, podía (y podría) leerse en uno de los bloques de piedra la fecha de su construcción así como el alcalde que en ese momento regentaba el pueblo. Esa grabación es ahora totalmente ilegible, por el estado de suciedad que empaña todo el puente. Yo recuerdo de pequeño leer desde la garganta la inscripción: Siendo alcalde Pedro Bohórquez año de 1862. Algo así.

puente_barrida_03El estado en que se encuentra es bastante penoso. No sólo es la suciedad de las piedras; la maleza rodea esta construcción sin que se pueda apreciar su robusta belleza; pero lo peor es que crece dentro del mismo puente con el evidente daño a su estructura. Varias higueras asoman entre sus piedras, signo palmario del poco celo y del mucho abandono.

Hace algunos años se vertió una especie de arena sobre el puente; lo ideal (siempre según mi opinión) sería recuperar el estilo de suelo original que imagino debió ser de ladrillos o empedrado.

Esa arena cubre parte de los bloques de piedra que arrancan del suelo y también unas letras inscritas en uno de esos bloques: Pº Bº (que también de pequeño leía cuando mi padre con su bastón me las señalaba).

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puente_barrida_05Por otra parte cuando llueve es imposible poder atravesarlo sin botas de agua; dos grandes charcos cubren ambas entradas. La entrada este recoge parte de las aguas del camino que baja del estadio Antonio Barbadillo, ya que este camino se hizo a un nivel superior.

Por sus embocaduras nos reciben piedras desmembradas por el abandono, la desidia o la barbarie.

La construcción parece bastante robusta, pero sin el menor cuidado, los daños pueden convertirse si no en irreversibles, sí de muy costosa reparación.

No conozco un puente de estas características en nuestros alrededores.

El puente actual está construido sobre los restos de uno más antiguo y que por el estado de ruina en que se encontraba hubo de ser reedificado de nuevo.

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Salva la garganta de Barrida, en el tramo en que se unen dos cañadas, la cañada real del Mojón de la Víbora y la cañada real de la Garganta Millán, y debió ser un importante paso de ganado durante los años en los que la ganadería seguía siendo un pilar fundamental de nuestra economía. Fue además un importante «paso de público», ya que era, según se recoge en el proyecto original, de vital importancia por no haber «otro paso para los pueblos de la provincia de Málaga, Jimena, Alcalá y Campo de Gibraltar«.

Este proyecto fue obra de Juan de la Vega,  arquitecto representativo del siglo XIX gaditano, y responsable del altar mayor de la catedral de Cádiz, y de numerosos palacetes y diversas obras civiles y religiosas. Sobre su obra existe un libro publicado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, de 1992, obra de Juan Ramón Cirici Narváez bajo el título Juan de la Vega y la arquitectura gaditana del XIX.

puente_barrida_07El puente me parece hermoso, robusto pero elegante, funcional, de unas dimensiones considerables, construido con grandes bloques de piedra arenisca (de la pedriza probablemente, o alguna otra cantera cercana) y ladrillos (tal vez fabricados en los talleres que existían en los márgenes de la garganta).

Después de los permisos pertinentes del gobernador provincial, a petición del ayuntamiento local, se obtuvo la licencia para la construcción de un nuevo puente, bajo la dirección del arquitecto gaditano; andábamos el año de 1861.  El ubriqueño Pedro de Soto fue el «contratista que tome a su cargo la ejecución de las obras«. La subasta de las mismas alcanzó el precio fijado en el presupuesto: 27.240,98 reales. Ante la imposibilidad de terminar la obra aprovechando parte de la estructura del puente anterior el presupuesto se incrementó en otros 19.750 reales; a mí me parece una cantidad muy respetable.

Seguro que personas más preparadas pueden aportar datos interesantes y ahondar en su historia y en su arquitectura.

Desde aquí animo a todo aquel que pueda hacerlo. Pero sobre todo animo a nuestros gobernantes; a ellos les pido que no tengan en el olvido a esta obra de ingeniería tan frecuentada como ignorada; a ellos les pido que no dejen pasar el tiempo hasta que sea ya tarde.

Seamos rigurosos a la hora de referirnos a él; utilicémoslo, no sólo para atravesar la garganta, sino para solazarnos con su belleza, para hacer de él un emblema de nuestro hábitat rural, para enseñar a los más pequeños a respetar nuestro entorno, respetándole nosotros primero, para recordar que en su día la ganadería tuvo su peso, y que Ubrique, además de industrial, fue agrícola y ganadera, para recordar que hubo muchos mayores en nuestro pueblo que tuvieron que atravesarlo casi a diario, y que no conocieron otra cosa que el trabajo duro del campo.

Por favor, no ignoremos por más tiempo a este viejo amigo (permitidme la metáfora, pues así lo siento), no consintamos que las zarzas y las higueras se apoderen de sus piedras, no lo dejemos de la mano de la intemperie y de personas sin sentimientos y recuperemos una parte de nuestro patrimonio. Recuperemos nuestro Puente de Barrida.

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Nota del editor: Las dos fotografías siguientes son de 1996. La primera revela cómo se han ido oscureciendo las piedras del pretil del puente, probablemente debido al aumento de la humedad desde que se construyó hace tres décadas el carril hormigonado que baja por una de las orillas y que, cuando llueve mucho, provoca el encharcamiento del tablero del puente. La segunda permite contemplar la bellísima línea de la parte superior de este puente.

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P. S.: David Canto Villalba ha publicado en Facebook fotos de la inscripción del puente “1862 SIENDO AD. D. PEDRO BOHÓRQUEZ”:

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